Se acerca una fiesta o el carnaval, todos los niños van emocionados con sus disfraces… menos tu hijo. Se niega, llora o simplemente dice que no quiere disfrazarse. Y ahí aparecen las dudas: “¿Por qué le pasa esto?”, “¿será timidez?”, “¿debo insistir o dejarlo?”.
La realidad es que, detrás de este rechazo, suele haber motivos emocionales que conviene entender antes de forzar la situación.
¿Por qué mi hijo no quiere disfrazarse?
No todos los niños viven igual la idea de ponerse un disfraz. Algunos disfrutan interpretando personajes, pero otros sienten incomodidad o incluso rechazo. Y esto no tiene que ver con ser “raros” o “caprichosos”, sino con cómo se sienten por dentro.
Detrás de esa negativa puede haber:
Inseguridad o baja autoestima, que hace que no se sientan cómodos al “llamar la atención”.
Personalidad en desarrollo, todavía no se conocen bien a sí mismos y sentirse “otra persona” les descoloca.
Falta de autonomía, si son niños que aún dependen mucho del adulto, pueden sentirse más inseguros ante lo nuevo.
Cuando disfrazarse se convierte en algo incómodo
Hay niños que disfrutan observando a los demás, pero no participando. Otros sienten vergüenza o miedo a las miradas. Si tu hijo evita disfrazarse, no lo tomes como un rechazo a la diversión, sino como una señal de cómo se siente consigo mismo.
El disfraz no deja de ser una forma de “mostrar” algo, y cuando la personalidad está aún afianzándose, esto puede generar conflicto. Quieren ser aceptados, pero no se sienten del todo seguros de quiénes son.
¿Qué puedo hacer si mi hijo no quiere disfrazarse?
No le obligues. La presión solo aumentará su resistencia y puede hacer que viva el disfraz como algo negativo.
Valida lo que siente. Puedes decirle: “Entiendo que no te apetezca disfrazarte, está bien”. Eso le da seguridad y confianza.
Ofrécele alternativas. Puede participar decorando, maquillando o eligiendo la música. Sentirse parte es lo importante.
Refuerza su autonomía. Permítele decidir sobre su disfraz (o sobre no llevarlo). Elegir refuerza su seguridad.
Observa los patrones. Si notas que este tipo de rechazo ocurre en otras situaciones (juegos, fiestas, colegio), puede que necesite más apoyo en su autoestima y confianza.
¿Y si es una etapa?
En muchos casos lo es. Los niños atraviesan fases en las que se sienten más o menos seguros. A veces, tras ganar confianza en otros aspectos (hablar en grupo, relacionarse con amigos, dormir solos…), se abren también a experiencias como disfrazarse.
Conclusión
No todos los niños disfrutan de lo mismo, y eso está bien. Pero si notas que detrás del “no quiero disfrazarme” hay inseguridad o miedo a mostrarse, puede ser una oportunidad para fortalecer su autoestima, su autonomía y su confianza en sí mismo.
Si necesitas orientación para acompañar a tu hijo desde la comprensión, puedo ayudarte. Trabajo con familias para entender qué hay detrás de estas conductas y ofrecer pautas que refuercen la seguridad emocional de los niños.