La resiliencia es la capacidad que tienen las personas para recuperarse de situaciones complicadas y seguir avanzando.
En torno a los 3 años, la frustración aparece como emoción en los niños. Y es momento de enseñarles cómo gestionar lo que están sintiendo. Hay que saber diferenciar que la frustración es diferente a las rabietas. Es una fase parecida pero va un pasito más allá.
Deben aprender que:
– Las decisiones tienen consecuencias.
– El fracaso y el equivocarse es parte de la vida.
– Que aunque tengamos debilidades, también tenemos fortalezas.
Si evitas las situaciones en las que tu hijo se frustra, le estás arrebatando la oportunidad de tener un buen desarrollo emocional. (Por ejemplo: si evitas los juegos con reglas o en los que hay un ganador porque si pierde…tu hijo reacciona muy mal)
Lo que no aprenda ahora, no lo aprenderá en el futuro. Es necesario que él sienta la necesidad de pararse a pensar, qué necesito cuando me enfado. Debemos enseñarle estrategias para que pueda controlar ese enfado y siga hacia adelante. Es decir, debemos convertir esas situaciones, en situaciones de aprendizaje y de desarrollo emociona.
Intenta empatizar y pensar tu también: qué necesito cuando me enfado. Quizá es un abrazo, quizá alguien que me diga que no pasa nada o que todo irá bien.
