Es habitual que en algunos momentos los niños se peleen entre sí y que incluso lleguen a pegarse. Para muchos padres/madres, estas situaciones generan preocupación, frustración e incluso culpa. Frases como “mis hijos se pegan mucho” o “no sé qué hacer cuando mis hijos se pegan” son más comunes de lo que parece.
La buena noticia es que estas conductas suelen tener explicación y, con la actitud adecuada, se pueden reducir y manejar. Este artículo te dará herramientas claras para entender por qué ocurre y qué hacer cuando tus hijos se pegan.
¿Por qué mis hijos se pegan mucho?
Existen diferentes motivos por los que los niños pueden recurrir a los golpes o empujones:
Falta de autocontrol emocional: entre los 2 y 6 años, aún están aprendiendo a regular emociones como la frustración, la rabia o la envidia.
Necesidad de atención: a veces pegan para captar la mirada de los padres/madres o sentirse escuchados.
Dificultades en el lenguaje: si no logran expresar lo que sienten con palabras, recurren a la acción física.
Imitación: los niños aprenden por observación; si ven agresividad en su entorno, pueden reproducirla.
Cansancio o hambre: estados de irritabilidad que favorecen las peleas entre hermanos.
¿Es normal que mis hijos se peguen?
En parte, sí. Forma parte del desarrollo y la convivencia entre hermanos. Sin embargo, no significa que debamos normalizarlo ni ignorarlo. Lo importante es enseñarles que la agresión no es una forma válida de resolver conflictos y que existen alternativas más sanas para expresar lo que sienten.
Qué hacer cuando mis hijos se pegan
Cuando ocurre una pelea, los padres suelen reaccionar con gritos o castigos inmediatos. Sin embargo, lo más eficaz es actuar con calma y claridad.
Pasos recomendados:
Mantén la calma: tu reacción es un ejemplo directo para tus hijos.
Separa a los niños: no para castigarlos, sino para que se tranquilicen.
Pon límites claros: frases como “en esta casa no se pega” o “los golpes no están permitidos”.
Valida la emoción: reconoce que están enfadados o celosos, pero deja claro que la violencia no es la solución.
Ofrece alternativas: enseñarles a expresar con palabras, pedir ayuda o retirarse cuando algo les molesta.
Cómo prevenir que los hijos se peguen
Establecer reglas familiares claras: todos deben saber que pegar está prohibido.
Promover la empatía: preguntarles cómo creen que se sintió el hermano al recibir el golpe.
Fomentar el diálogo: enseñar frases sencillas como “no me gusta” o “déjame en paz”.
Repartir atención equitativa: evitar rivalidades innecesarias.
Crear rutinas de juego conjunto: actividades cooperativas que refuercen el vínculo.
Qué evitar cuando mis hijos se pegan
No tomar partido: elegir un “culpable” genera resentimiento.
No comparar a los hermanos: frases como “mira cómo se porta tu hermano” empeoran la rivalidad.
Evitar castigos físicos o humillaciones: no enseñan respeto, solo miedo.
Refuerza lo positivo
Cada vez que tus hijos resuelvan un conflicto sin pegarse, refuérzalo con elogios y reconocimiento. El refuerzo positivo es más eficaz que cualquier castigo.
Conclusión
Si tus hijos se pegan, no significa que estés educando mal ni que ellos sean problemáticos. Es una conducta que forma parte de su proceso de aprendizaje y que puede trabajarse con paciencia, coherencia y límites claros.
La clave está en entender la causa, actuar con calma y enseñar alternativas. Con el tiempo, los niños aprenderán que hay formas más sanas de resolver los conflictos y la convivencia familiar se volverá más tranquila. ¿Necesitas ayuda? Estoy aquí para ti, cambia la situación hoy y empieza a disfrutar de tus hijos sin peleas.


