Si eres madre o padre, sabes lo frustrante que puede ser cuando tu hijo siempre quiere comer lo mismo. Cada comida se convierte en un reto: la tensión en la mesa, los llantos, la preocupación de si estará comiendo suficiente… y, al final, te preguntas si alguna vez podrás disfrutar de la hora de comer en paz.
Como profesional con experiencia en desarrollo infantil y asesoría familiar, te aseguro que no estás sola/solo. Este comportamiento es completamente normal y forma parte del desarrollo de tu hijo. Los niños buscan seguridad, control y placer en la comida, y eso puede hacer que se apeguen a los mismos alimentos. Eso sí, es muy diferente si lo que sucede es que tu hijo no quiere comer.
Por qué ocurre este comportamiento
Seguridad y confort emocional: Comer lo mismo les da estabilidad y reduce su ansiedad.
Sensibilidad al sabor: Sus papilas gustativas son muy sensibles, y los sabores nuevos pueden resultarles intensos o incómodos.
Rutina y hábito: Los niños se sienten seguros con lo predecible, y la comida no es una excepción.
Asociaciones positivas: Si un alimento les gusta, lo relacionan con placer y felicidad, reforzando la conducta.
Cómo transformar la hora de la comida en un momento positivo
No se trata de forzar ni de insistir, sino de acompañar a tu hijo y crear hábitos saludables desde la comprensión:
Pequeños cambios graduales: Introduce nuevas verduras o preparaciones poco a poco, mezcladas con sus favoritos.
Participación activa: Deja que tu hijo te ayude a cocinar o a elegir ingredientes. Sentirse parte del proceso aumenta la disposición a probar.
Presentación atractiva y divertida: Cortar frutas y verduras en formas coloridas o divertidas despierta curiosidad.
Refuerzo positivo: Celebra cada intento, aunque solo pruebe un bocado.
Paciencia y ejemplo: Sé constante y muéstrale cómo disfrutas tú también de alimentos variados.
No tienes por qué hacerlo sin ayuda
Como madre o padre, es normal sentirse agotada y preocupada. La buena noticia es que con orientación profesional puedes transformar esta etapa en una oportunidad para fortalecer la relación con tu hijo y mejorar sus hábitos alimenticios.
Si quieres dejar atrás las comidas tensas y disfrutar de momentos más tranquilos y felices en la mesa, puedo ayudarte a crear un plan adaptado a tu hijo y a tu familia, con estrategias prácticas y efectivas que realmente funcionan.
Reserva una sesión conmigo y descubre cómo convertir la comida en un momento de calma y conexión familiar.
Dudas comunes cuando tu hijo solo quiere comer lo mismo
Sí, es normal que los niños tengan preferencias repetitivas, pero si notas que rechaza casi todos los grupos de alimentos importantes o su crecimiento parece estancado, es recomendable buscar orientación profesional para asegurarte de que su nutrición y desarrollo estén cubiertos.
La exposición gradual y la participación en la preparación ayudan, pero si después de varios intentos tu hijo sigue rechazando casi todos los alimentos nuevos, esto puede afectar su alimentación a largo plazo. Una sesión personalizada puede darte estrategias adaptadas a tu hijo para evitar carencias y conflictos constantes.
Debes prestar atención si hay pérdida de peso, cansancio excesivo, irritabilidad o rechazo constante a verduras, frutas y proteínas. Estos signos pueden indicar que necesita apoyo profesional para mejorar sus hábitos alimenticios y asegurar un crecimiento saludable.
Si la comida genera estrés, discusiones o ansiedad en tu hijo o en ti, esto no solo afecta la nutrición, sino también la relación familiar. Con asesoramiento especializado, puedes transformar la hora de la comida en un momento de calma y conexión, evitando conflictos y preocupaciones innecesarias.