Mi hijo no quiere comer: causas y soluciones prácticas desde la disciplina positiva
¿Tu hijo rechaza alimentos a menudo? ¿Te preocupa que no coma lo suficiente? Este comportamiento es muy habitual en la infancia y tiene explicación. En este artículo descubrirás por qué ocurre, qué es la neofobia alimentaria, y cómo puedes actuar desde la calma y el respeto para fomentar una alimentación variada y saludable.
¿Por qué mi hijo no quiere comer?
Cuando un niño se niega a comer ciertos alimentos o muestra rechazo a probar cosas nuevas, no lo hace para desafiarnos. En muchos casos, se trata de una reacción natural vinculada a su desarrollo evolutivo.
Entre los 2 y los 6 años, muchos niños atraviesan una etapa conocida como neofobia alimentaria, un rechazo instintivo a probar alimentos nuevos, especialmente frutas, verduras u otros sabores fuertes o desconocidos.
Esta actitud no es un capricho, sino una forma de autoprotección que ha evolucionado con el tiempo. Lo que hoy nos preocupa, en otros tiempos pudo haber salvado vidas: si algo era nuevo, podía ser peligroso.
¿Lo importante? La neofobia es pasajera. Es normal que un niño necesite ver o probar un alimento entre 10 y 15 veces antes de aceptarlo con naturalidad.
También puede rechazar la comida si ha tenido una experiencia negativa: haberse atragantado, haber sido forzado, o haber sentido demasiada presión en la mesa.
Frases como “si no te lo comes, no hay postre” o “te vas a quedar solo comiendo”, generan ansiedad y empeoran la relación con la comida.
Estrategias efectivas para ayudarle a comer mejor
1. Evita presionar o chantajear
No lo obligues, no negocies con postres ni premios. Estas estrategias pueden funcionar a corto plazo, pero a largo plazo dañan su relación con la comida.
En lugar de decir: “Si no te lo comes, no hay helado”
Prueba con: “Hoy hay esto para todos, puedes probar si quieres”.
2. Ofrece alimentos sin modificar el menú
No cocines un plato diferente porque ha rechazado algo. Esto refuerza la selectividad. Y acabará comiendo siempre lo mismo. Sirve una pequeña porción del alimento nuevo junto a otros conocidos, sin obligar.
3. Introduce los alimentos de forma gradual
Recuerda que necesita tiempo. La exposición repetida funciona: con que esté en el plato, lo vea y lo huela, ya es un avance.
Puedes usar presentaciones atractivas, formas divertidas o incluso juegos sensoriales para familiarizarlo con el alimento sin la presión de comérselo.
4. Implica a tu hijo en el proceso
Llévalo contigo a hacer la compra, déjale tocar los alimentos, elegir entre dos opciones saludables, ayudarte en la cocina… Cuanto más participe, más predisposición tendrá a probar.
5. Crea un clima tranquilo en la mesa
Come con él. Sin pantallas. Sin prisas. En familia. Los niños aprenden mucho más por lo que ven que por lo que les decimos.
Dudas comunes cuando un niño no quiere comer
Sí. Por sabor, textura o aspecto, son los alimentos más rechazados. Pero con tiempo y sin presiones, acaban aceptándolos.
No. Reforzar esa conducta solo la perpetúa. Ofrece opciones saludables sin ceder ante chantajes.
Puede ser útil puntualmente, pero lo ideal es que aprenda a aceptar el alimento tal como es. No escondas siempre.