Los terrores nocturnos suelen preocuparos bastante, y no es para menos. Sobre todo, cuando me contáis lo asustados que se han despertado los niños y me describís cómo estaban gritando y que no había forma de calmarlos.
En ocasiones hablamos de pesadillas y terrores nocturnos como si fueran lo mismo, pero no. Son más llamativos y angustiosos para los niños. Los terrores nocturnos son propios de los niños comprendidos entre los 4 y los 12 años de edad. Aunque se ha comprobado que hay bebés, a partir de los 18 meses, que pueden experimentarlos.
También hay que aclarar, que no son un indicador ni señal de problemas médicos.
Los terrores nocturnos suelen hacer que los niños se despierten, seguramente llorando y gritando. La respiración suele estar agitada y, en ocasionen incluso se despiertan sudando. Seguro que más de una noche te has despertado y has tenido que ir corriendo a ver qué le pasaba y calmarlo.
No podemos hacer que se vayan, pero sí que podemos probar diferentes pautas para evitar que aparezcan. Lo importante es conocer al niño y saber cómo ayudarle. A diferencia de las pesadillas, los terrores nocturnos suelen aparecer con bastante frecuencia y siguen una pauta de tiempo. Lo que nos permite establecer unas pautas más eficaces.